La temporada de confinamiento ocasionada por la pandemia vírica de la COVID-19 se convirtió en detonante del incremento de las webcams porno y, en general, para el consumo de contenido pornográfico. La razón es bastante simple, millones de personas encerradas en sus casas, con demasiado tiempo libre sin poder invertirlo en actividades productivas.
El negocio de las modelos por webcam es bastante amplio, demasiado para poder descifrarlo en unas pocas líneas. Lo que sí sabemos es que, gracias a internet, puedes tener acceso a contenido sexual exclusivo, adaptado a los deseos de cada persona. Mujeres y hombres de todas las edades transmiten su intimidad e, incluso, podemos encontrar trans cams completamente en vivo.
Porno en vivo y sin contacto físico
Sin dudas, las webcams son una delicia para los voyeurs y todo aquel que tenga interés por conversar y entrar en contacto sexual con una persona, pero manteniendo el distanciamiento social. La pornografía en vivo a través de cámaras web es una actividad sexual completamente inmune al coronavirus.
Es por ello que millones de personas en todo el mundo se han convertido en usuarios de las páginas dedicadas a transmitir sexo en vivo, o simplemente a modelos en poca ropa que complacen las solicitudes de los espectadores a cambio de pequeñas propinas. Incluso, muchos sitios ofrecen la alternativa de realizar sesiones privadas.
Mostrar la intimidad en línea, de hecho, es realmente una actividad bastante lucrativa. Quienes deciden hacerlo, no necesariamente consideran que esto haga parte del negocio de la prostitución, razón por la cual se autodenominan modelos. La demanda de este servicio tuvo un incremento superior al 30%, lo cual es una cifra considerable.
Las webcam eróticas experimentaron un auge global
Aunque no se trata de un negocio nuevo, gracias a la pandemia se multiplicó la cantidad de personas con el suficiente tiempo libre como para incrementar la demanda de esta clase de servicios eróticos. Las webcams porno se convirtieron en una de las fuentes de desahogo sexual para quienes vivían la temporada de confinamiento en soledad.
Por supuesto, la cantidad de ofertantes del servicio también se multiplicó. Muchas personas en busca de ingresos adicionales incursionaron en este negocio, no siempre con la intención de quedarse. Muchas personas creen que esta clase de modelaje solo requiere de una persona bonita, pero en realidad hay mucho trabajo detrás de esta puesta en escena.
Es necesario de una personalidad fuerte, que tenga la capacidad de construir un personaje y mantener la atención del espectador e incentivarlo a mantenerse en línea. Cada uno de los shows ofrecidos son completamente distintos entre sí, ofreciendo tanto bondage como romanticismo; el coqueteo y la expresión verbal pueden atrapar a quien se encuentra del otro lado de la pantalla.
Lo que impulsa el negocio en el contexto actual es la necesidad de miles de personas de sentir intimidad en medio de la pandemia. Las webcams suponen una ventana que permite ver la intimidad de otras personas y eso suele ser bien recibido.