El erotismo masculino
Hoy día ha cambiado mucho el pensamiento sobre la sexualidad masculina. Atrás quedaron viejas ideas como que él siempre estaba preparado para “cumplir”, que se excitaba ante cualquier situación y que por sus características biológicas debía llevar la iniciativa, sin tomar en cuenta su carácter o estado de ánimo.
Pensar así solo conduce a la frustración y la baja autoestima, ya que no a todos les resulta atractiva cualquier mujer que tenga delante, sino que, además, son sensibles como cualquier persona al temor, el estrés, la tristeza y otras influencias emocionales que pueden llegar a minimizar sus instintos sexuales y anular su deseo.
Afortunadamente, son muchos los hombres que actualmente han abierto sus mentes y son capaces de disfrutar de una sexualidad tan libre como compartida con las mujeres.
De manera que se excitan tanto teniendo un rol activo como dejando que sean ellas las que lleven las riendas del encuentro sensual, sin prejuicios ni normas preestablecidas, lo que ha significado una verdadera liberación y enriquecido el placer mutuo de los amantes.
Abandonar para siempre los falsos mitos que en el pasado han limitado la sexualidad masculina, tales como su eterna potencia sexual, el tamaño del pene como garantía de placer y tantos otros, es el mejor camino para vivir libremente el erotismo, sin obsesionarse con la búsqueda de la perfección sexual; algo que no existe, al igual que en ningún aspecto de la vida.
El erotismo femenino
En las últimas décadas del siglo xx se produjeron numerosos cambios sociales y, en ese contexto, las mujeres comenzaron a reivindicar su igualdad en diversas esferas y, sobre todo, el derecho a disfrutar libremente de su erotismo y no como había estado ocurriendo durante siglos, en que se arrinconaba, obligándolas a mantener un perfil sumiso y dependiente de la sexualidad masculina.
Sin embargo, aún permanecen agazapados muchos prejuicios sexuales que las siguen limitando, lo que influye negativamente en ellas. Muchas mujeres todavía consideran que si el sexo no funciona bien es por su responsabilidad. Algunas, porque creen no ser lo suficientemente atractivas, porque piensan que no saben complacer a sus amantes o por otros motivos con los que se culpabilizan, lo que las inhibe de disfrutar libremente de su cuerpo y de sus relaciones amorosas.
Hombres y mujeres tienen en este aspecto una asignatura pendiente: descubrir que el mundo de la sensualidad femenina es rico y singular y que explorarlo puede brindar un placer infinito a ambos sexos.
Hay tantos modelos eróticos como personas, y, en el caso de las mujeres, cada una tiene su propia personalidad y su singular aproximación al sexo. Si es capaz de comunicarle a él con espontaneidad qué le gusta, como prefiere ser erotizada, que la estimula y excita, sin inhibiciones ni falsos pudores, sabrá recibir y dar goce sensual, lo que enriquecerá las relaciones de pareja.